Helados
Sin los reyes del año y, aunque a veces se les catalogue de caprichos, lo cierto es que son una fuente de salud.
A los españoles nos gustan los helados. Al menos, eso demuestran los datos del Panel de Consumo Alimentario en Hogares elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, publicado en agosto de 2023.
Placer de nutrición
En mayo del año pasado, en el país, se consumieron 143,38 millones de kilogramos de helado, lo que se traduce en un aumento del 5,8 % respecto al año anterior. No es difícil entender el por qué: hay helados para casi todos los gustos y, además, tienen propiedades beneficiosas para el organismo. Es cierto que hay que tener moderación a la hora de consumirlos, pero esa es una regla que se debe aplicar a cualquier alimento.
¿Sabias que ...?
En el siglo XVII, ya se consumían sorbetes fríos en España. Estaban fríos, pero no helados. En el siglo XIX, en las ciudades grandes como Madrid, Valencia o Barcelona, se abrieron establecimientos especializados, en los que, además de helados, de vendían bebidas, aunque también de hacían en las casas con zumo de frutas y agua extraída de la nieve. En los años 30 del siglo XX, ya comienza la producción industrial y, después de la I Guerra Mundial, de expande la producción gracias a la moderación de los métodos de elaboración.
Buenos para la salud
Antes de analizar los nutrientes que aportan los helados, hay que destacar un factor fundamental para el bienestar del personal: la salud mental.
El placer que aporta el degustar un producto que hace feliz al paladar ya es un gran beneficio que hay que considerar. Además, ahora sí, los elaborados a base de leche son muy interesantes, porque aportan calcio, hidratos de carbono y vitamina B2.
El helado puede ser un gran aliado en verano, siempre y cuando lo comas con moderación. Si sabes elegir el tipo de helado, este será menos calórico que otros alimentos, como el embutido, los frutos secos o el alcohol. Es decir, que una bola de helado puede ser ideal como tentempié a media tarde.
Solo hay que saber mantenerse en esa dosis y disfrutar del gran placer que aporta comerse una bola de un buen helado. Por otra parte, los de tipo sorbete de fruta resultan mucho más refrescantes y, además, menos calóricos que los de base de leche o los más cremosos, aunque tampoco debes abusar de ellos.