Dar un paso
YO DOY UN PASO Y EL UNIVERSO LO REDIRIGE Y LO AMPLIFICA. Muchas veces tenemos miedo a equivocarnos con nuestras decisiones. Muchos adolescentes deben elegir y escoger un camino de estudios con los que continuar. Y he podido ver su angustia ante el temor a «equivocarse». Muchos adultos también viven con ello, y en bastantes ocasiones la única decisión que toman es la de continuar como están. Nos produce miedo el cambio. Nos produce miedo salir de nuestra zona de comodidad. Pero ya sabemos que para aprender hay que salir de ella. La zona de aprendizaje está fuera de la zona de confort. Y muchos elegimos vidas en las que nos movemos continuamente incluso más allá de la zona de aprendizaje, en el abismo continuo.
Mi experiencia de vida me dice que no importa qué eliges; lo importante es que elijas algo, y que lo hagas con el corazón. Toma el camino que quieras, pero tómalo desde el corazón. Y si te «equivocas», el universo se encargará de recolocarte allí donde tienes que estar, con gran rapidez y claridad. Pero uno tiene que dar el primer paso. Si nos quedamos quietos, no ocurrirá nada. Si nos movemos, aunque no sea en la dirección adecuada, acabaremos llegando allí donde tenemos que estar. Todo parte de un sentimiento de estar perdido. Lo único que sabemos es que no queremos permanecer en ese estado más tiempo.
Decides que prefería intentarlo y «morir en el intento» a quedarme con los brazos cruzados. Decides arriesgar, en medio de un mar de dudas, y dar ese primer paso. Muchas veces no tenemos claridad mental alguna, ni siquiera para saber hacia dónde queremos caminar. Lo único que podemos ver es un paso, y lo único que necesitamos es disponer de luz para el paso que debemos dar a continuación. Nadie nos asegura adónde nos llevará, pero sí que podemos tener la certeza de que iremos a parar a algún lugar: al que el universo tiene reservado para nosotros. Así ha sido siempre en mi vida. Inicio un movimiento, siempre desde el corazón, y luego acabo en cualquier otra dirección, pero haciendo aquello que tengo que hacer, encontrando los regalos que la vida me quiere dar.
HAZ AQUELLO QUE TE HAGA FELIZ. Esta es mi consigna más valiosa. Haz siempre aquello que te haga feliz. Nunca vayas en contra de tu propio corazón. Puede que no siempre estés en la verdad, pero si sigues a tu corazón enseguida te darás cuenta de si aquello que estás haciendo realmente te hace feliz o no. Y si no te hace feliz, vuelve a buscar lo que sí te haga feliz.
Es la mejor manera de acercarnos a nuestro verdadero ser; la fuente de la alegría, de la dicha, de la paz y del amor. Muchas veces no he podido amar lo que soy, pero siempre he intentado vivir de manera que he podido amar lo que hago, aun cuando lo que hago es sencillo, humilde, repetitivo... Ya sabemos que al final lo importante no es lo que haces sino cómo lo haces y desde dónde lo haces.
Creo firmemente que el propósito de toda vida humana es ser feliz, hallar la Felicidad. La verdadera, la que se escribe con mayúsculas. Por eso apuesto por estar a cada momento instalado (o en proceso de instalarme) en la Felicidad.